Queda poco más de una semana para Pascua y, Lapinou, uno de los miembros del Escuadrón de Pascua, anda muy atareado para que todo esté dispuesto. Cuando llegue el Domingo de Pascua los niños buscarán ansiosos por los escondrijos de sus casas y jardines los huevos decorados por los conejitos.

Este año, Lapinou, se ha esforzado muchísimo. Ha creado preciosos diseños, que ha ejecutado minuciosamente y con todo detalle con pintura directamente importada desde Alemania (pues realizó su pedido a la Librería Fabré de Barcelona).

Sus casas asignadas disfrutarán este año de unos huevos de pascua del chocolate de la mejor calidad, cocinado a fuego lento en la cocina de su madriguera.

No se ha olvidado tampoco del transporte, pues los huevos de pascua son frágiles y, para su traslado ha pedido ayuda a una nube amiga. Claude, le ayudará con el transporte de la mercancía manteniéndola mullidita y a la temperatura justa y exacta para que no se estropee. Y precisamente, al comentar los detalles logísticos con Claude, Lapinou, le ha explicado porqué este año debe esforzarse incluso más que los anteriores…

El año pasado fue el primero de Lapinou como conejito de pascua. Había realizado prácticas de campo en la campaña anterior y durante todo el año había estado preparándose para el gran día: diseñando los bocetos para para decoración de los huevos, buscando proveedores de chocolate de todos los colores y sabores, decidiendo qué pintura utilizar, planificando la ruta logística para el reparto…

Pero por mucha preparación y planificación previa y muchas prácticas que Lapinou hubiese realizado, las semanas anteriores a Pascua tuvo muchísimo trabajo, demasiado.

La noche anterior a Pascua dispuso cuidadosamente las cestas con los huevos sobre la nube Claude, que ya el año pasado fue la encargada de transportar los huevos (e incluso a Lapinou mismo cuando se cansaba de saltar) y, durante toda la noche, se dedicó a esconder los huevos de chocolate por las viviendas que le habían asignado. Esconder los huevos decorados no es tarea sencilla. No sirve esconderlos en cualquier lugar. No pueden dejarse en lugares muy evidentes, ni tampoco en sitios muy difíciles de encontrar, si no, los pequeños no los encontrarían. Tampoco hay que olvidar, que deben colocarse a salvo de las mascotas y los bichitos de los jardines. La tarea debe realizarse muy rápido, lo que lo complica aún más, pues en sólo una noche, hay muchísimas casas a las que acudir. Lapinou recuerda muy bien cuando, el año pasado, dejó aquel huevo tan bonito. No pudo evitar fijarse en él y también le pareció notar que pesaba algo más de lo normal. Pero no tenía tiempo de detenerse, tenía mucho que hacer…

La mañana del Domingo de Pascua, Noah, se despertó temprano. Estaba decidido a encontrar más huevos de Pascua que ningún otro de sus hermanos mayores. Ese año, iba a ganar la competición. No le ocurriría como los años anteriores, cuando no encontró ni un solo huevo. Se levantó de la cama, con mucho cuidado de no hacer ruido para no despertar a sus hermanos, se lavó su carita y empezó la operación búsqueda. Para cuando sus hermanos despertaron, no había encontrado todavía ningún huevo. Al poco, ellos ya estaban gritando, «¡Uno! ¡Ya tengo uno!” “ ¡Y yo! ¡Allí hay otro más!”. Noah estaba enfadado. Salió al jardin y se sentó morrudo a los pies del limonero mirando fijamente al suelo y, entonces, camuflado junto a un limón, lo vio. ¡Era un huevo de pascua! ¡Su huevo de pascua! ¡Por fin tenía uno! Era tan bonito… amarillo y decorado con la cara de un pollito. Subió a su habitación y, junto a la ventana, enrolló su bufanda azul formando un nido y, allí coloco su preciado tesoro, bien calentito gracias al sol que se colaba por la ventana y muy bien protegido. Se puso a terminar sus deberes, para poder jugar con su huevo después sin ninguna preocupación. Estaba intentando realizar una división dificilísima, cuando le pareció escuchar un ruidito. Al principio, no le dió importancia, pero no le dejaba concentrarse. Era algo que había en su habitación. Buscó en el armario, debajo de la cama y… ¡Oh no! ¡Su precioso huevo de pascua se había resquebrajado! El único huevo de pascua que tenía y se había roto. La grieta cada vez se hacía más grande… y, ¡NO, por favor! ¡Un agujero! Pero… ¡¡Qué era eso!! ¿¿Era un ojo?? Un momento, su huevo… ¡No era de chocolate! ¡Dentro tenía un pollito! Noah quitó poco a poco los trozos de cáscara que se iban soltando ayudando al pequeño animal a nacer de su huevo de pascua. Fue saliendo, primero la cabecita, después un ala, luego la otra y finalmente, allí estaba. Limón, que así decididió llamarlo, por ser tan amarillo y porque lo encontró camuflado junto a esa fruta, había nacido. Era un pollito chiquitín y precioso.

Limón miro a Noah con curiosidad. Noah, le tendió la mano. El pollito dio un pasito torpón y otro y otro con sus patitas naranjas, cruzó el alféizar de la ventana y se posó de un saltito sobre la mano del niño. En ese momento Noah pensó que no había ganado la competición de los huevos de pascua a sus hermanos, pero había ganado algo mucho más importante, había ganado un amigo: El pollito Limón a quien encontró bajo un limonero.

El Ministerio de Pascua pronto se enteró de lo ocurrido y enseguida mandaron llamar a a Lapinou. Tamaño error no podía perdonarse y merecía un castigo. “Pobre animal, ¡Qué sería de su vida! ¿¿Y el niño?? ¡Qué desilusión al no encontrar su huevo de chocolate si no uno normal y corriente!” Por todo esto, Lapinou, durante todo este año ha tenido que demostrar al Ministerio su valía. Ha estado sometido a muchas inspecciones e incluso a tenido que realizar las tareas más tediosas para el Ministerio. El lunes anterior a Pascua tiene que volver a presentarse allí y está asustado. Se está temiendo que lo expulsen del Escuadrón. Lo que no sabe Lapinou, es que el Ministerio ha seguido de cerca la evolución de Limón y ha observado como Limón y Noah son, hoy por hoy, grandes amigos. Limón se ha adaptado perfectamente a la vida de la familia de Noah y es uno más (teniendo en cuenta que es un pollito, claro). Y es que, la mayoría de las veces, las cosas comunes, guardan sorpresas extraordinarias. Cuando el lunes Lapinou, se presenté al Ministerio, encontrará algo que no espera. Los miembros del Ministerio, impresionados por la historia del niño y el pollito, han decidido ascenderlo a maestro pastelero de Monas de Pascua. ¿¿O quién creíais que fabricaba todas las Monas de Pascua que estos días adornan los escaparates de todas las pastelerías??

Nota: Podéis ver mucho mejor como me imagino la vida de Limón y Noah a través de un instagram real «Penguin the magpie». Se trata de la historia de Noah y la urraca Penguin. Conocí la historia a través de Kireei en este post y enseguida la guarde en mi carpeta de inspiración. Las ilustraciones del conejito de pascua realizando las diferentes actividades son del estudio coreano Studio YooLai. La serie de ilustraciones se llama The Lapinfee. Las ilustraciones del pollito y esta última que aparece a continuación las he conseguido a través de Gettyimages y la autora de todas ellas es Li Kim Goh. La canción, ya la conoceréis, es el tema principal de la banda sonora original de Toy Story.