Valentina

Valentina creció creyendo que los cuentos de princesas eran de verdad. Pronto supo que no era así y su corazón se rompió en mil pedazos a causa de la desilusión. Se sentía desdichada, no sólo por haber perdido a su primer amor, si no por haber dejado atrás su inocencia, pues descubrió que aquello en lo que siempre había creído eran sólo cuentos.

valentina triste

 Lloró y lloró: mientras se dedicaba a sus quehaceres, al pasear por su bonita y romántica ciudad, cuando cocinaba sus magdalenas… Cocinar magdalenas era lo único que parecía calmar su desazón. Al prepararlas, no dejaba de llorar pero, al menos, se sentía un poco mejor. Tantas preparó que su pequeño y humilde hogar sufrió una invasión de magdalenas. Había magdalenas por todas partes, en cada repisa, mesa, estantería y encimera había bandejas repletas de esos dorados y apetecibles dulces. Mmmm! En su hogar se respiraba un delicioso olor a  bizcocho recién horneado. ¿Y qué hacer con tantas magdalenas? Decidió venderlas.

would you like to buy a heart?

Desde ese día, se le podía encontrar en su puesto ambulante por las diferentes calles de Verona, ofreciendo  sus magdalenas mágicas en forma de corazón.

valentina 5

¿Mágicas? Valentina no comprendía porque, un día, sus ventas comenzaron a subir y he aquí la razón: Todo el que probaba una de sus magdalenas sanaba su corazón roto. Las grietas de los corazones quebrados se juntaban y pegaban. Seguían existiendo las cicatrices pero, una vez reparados, esos corazones eran capaces de volver a encontrar el amor y, ciertamente, lo hacían contando 3 días desde que el dueño de ese corazón ingiriese las magdalenas de Valentina.

valentina 4

Un apuesto joven así se lo relató a la propia Valentina, al tiempo que le agradecía el haber traído de nuevo el amor a su vida. Las lágrimas de Valentina tenían el poder de sanar los corazones rotos. Al llorar ella mientras preparaba la masa de sus magdalenas, las lágrimas mágicas caían en la mezcla y, así, amasaba integrando en la masa ese ingrediente tan especial. Sin embargo, Valentina, ya había comido sus magdalenas y, a ella, nada le había ocurrido, era inmune a su propio encantamiento.

gracias valentina

Se sintió triste pero, sólo durante un tiempo, al recibir las muestras de agradecimiento que le llegaban y darse cuenta de lo felices que hacía a los demás, pensó que, si dejaba de llorar por amor, mucha gente nunca lo conocería.

valentina enfadada

Continuó vendiendo magdalenas mágicas en las calles de Verona hasta que fue muy viejecita. Cuenta la leyenda que Romeo y Julieta comieron una de sus magdalenas justo 3 días antes del baile en la casa de los Capuletto. Cuando llegó su hora, una nube, que era familia de Claude -por eso se sabe la historia y me la ha contado-, bajo a buscarla para llevarla al cielo. Allí arriba, se transformó en un joven ángel llamado Valentina, y no Cupido como mucha gente piensa. Tampoco se dedica a disparar flechas desde lo alto, si no que al llorar Valentina , llueven sus lagrimas, y ya podréis imaginar lo que les ocurre a los afortunados que se encuentran bajo su nube…

adios valentina

No me olvido de ponerle banda sonora a esta historia. «My funny Valentine», por Andrea Motis. O es Valentina quien la está cantando?? Creo que si tuviese una voz se parecería mucho a la de Andrea…

Nota: Todas las viñetas forman parte de un cómic de Miyuli (Julia K.). El cómic original cuenta una historia preciosa, podéis verlo aquí. A mí me sirvió de inspiración para escribir esta historia que espero que también os haya gustado.

Cenefa Claude

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