Una nube no se cuela en tu habitación todos los días. Por lo menos, a mí, no me había ocurrido nunca. Siempre había creído que las nubes vivían en el cielo. Aunque, si lo pensaba bien, la niebla es una nube gigante que puede flotar, incluso a ras de suelo. Pero lo que tenía delante no era niebla, era una nube perfecta. Era una nube, por definición. La imagen que se dibujaba en mi cabeza cuando pensaba en la palabra “nube”.
Categoría: cuento
Me
Érase una vez una niña con un nombre muy común a la que le daban miedo demasiadas cosas, pero no las tormentas. Antes de empezar con el cuento, por favor, haced click en «play» porque la vida de esta pequeña se comprende mucho mejor con música, pero esto es otra historia que puede ser os relate más adelante. Por ahora, seguiremos con lo que os estaba contando. Dadle al «play» y continuamos…
Claude
Érase una vez una nube llamada Claude que tenía miedo de las tormentas. Claude se formó una tarde de primavera, casi llegando al verano cerca de la costa azul francesa, de ahí su nombre francés y su gusto por los tejados de París, el olor a croissant de mantequilla recién hecho y, sobre todo, las cosas bonitas que le emocionan más que nada en el universo y le pueden hacer llover de felicidad.