Muchas teorías existen acerca de como nació Mickey Mouse. Algunas cuentan como Mickey fue una figura creada a través de la evolución del conejo Oswald, otras dicen que Mickey fue un pensamiento furtivo de Walt Disney en un viaje en tren (igual que lo fue Harry Potter para J.K. Rowling) pero mi favorita, sin duda, es la que cuenta que Mickey nació de un sueño del propio Walt.

Había tenido un día horrible en Disney Bros Studio intentando, sin éxito, esbozar un personaje que le sacase del aprieto económico en el que estaba sumido. Universal Studios lo había conseguido: les había arrebatado los derechos del personaje más rentable que Disney había creado hasta la fecha, el Conejo Oswald. Walt estaba exhausto y, esa noche, ni la preocupación pudo evitar que se quedase dormido antes de que su brillante cabeza descansase en la almohada.
Se encontró a si mismo de nuevo sentado en la mesa de su despacho, trabajando. Un ruido. La pesadilla había comenzado. Allí estaba de nuevo, el maldito ratón que últimamente se paseaba por el estudio. Su cuerpo se tensó, se quedó petrificado. Disney tenía un miedo atroz a las ratas, no podía soportarlas. No quería mirar, quizá si lo ignoraba se marcharía, o mejor aún, desaparecería. En lugar de eso escuchó como trepaba por la pata de su mesa. No podía moverse, estaba aterrado. Y la pesadilla se convirtió en sueño. El ratoncillo se posó sobre la mesa. Aquel personaje que tenía frente a él era justo lo que había estado buscando. No era una rata. Era un ratón animado que parecía muy simpático y amigable, tan alegre que no dejaba de sonreír. De orejas grandes y redondas y movimientos muy elegantes. Se marcharon lejos del estudio a un mundo lleno de magia, de fábulas, de cuentos y aquel pequeño le mostró como era posible hacer todo aquello realidad. No dejó de soñar con aquel nuevo amigo en toda la noche, lo estudió todo y grabó en su memoria cada detalle.
A la mañana siguiente, despertó muy temprano ansioso por plasmar en papel todo lo que había vivido en ese sueño, para que no se le escapase nada. Y lo primero que hizo fue esbozar en su bloc de dibujo a ese pequeño ratón que había venido a visitarle en sueños y le había llevado a donde nunca hubiese podido imaginar. Cuando terminó le presentó a su mujer a su nuevo amigo dibujado sobre el papel y le dijo con su propia voz (aunque algo más aguda y chillona) ’Hola Lilian, soy Mortimer. Encantado de conocerte’ y Lilian le respondió ‘Hola, Mickey Mouse’.

El resto es ya historia casi elevada a categoría de leyenda. Mickey se convirtió en el emblema de la mayor factoría de sueños que nunca ha existido. Por eso, de todos los oficios que ha desempeñado, el más recordado será siempre el de aprendiz de mago. Porque sólo él fue capaz de obrar la magia y mostrar a un genio el camino a seguir.

Mickey nació de la necesidad de un artista, de su tenacidad y de su talento. Nació de la valentía a enfrentar una situación desesperada, de la aventura pero, sobre todo, nació de un sueño de un loco visionario que llenó de magia y bonitas historias nuestras vidas. Todo comenzó con un ratón, al que Walt tenía miedo, llamado Mickey Mouse.

Y hoy se cumplen 90 años del día en el que ese sueño comenzó a convertirse en una realidad.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, MICKEY MOUSE!

P.d. : Si os gusta Disney y os apetece leer algo más acerca del tema aquí tenéis un post en el que desmontamos por qué nos gustan tanto sus historias y os desvelamos un secreto acerca de una de ellas.

Notas:

Es de justicia decir que, suele decirse que Mickey fue sólo obra de Walt Disney. Sin embargo, parece ser que la idea fue del propio Walt, pero quien lo plasmó sobre el papel fue uno de los mejores animadores de su estudio, Ub Iwerks.

Las ilustraciones elegidas para el post son propiedad de Disney y de Paul Rudish (responsable del nuevo viejo Mickey Mouse y su serie de Cartoons). Para Mickey no pasan los años, está mejor que nunca (¿habrá negociado con su amigo Peter Pan?)

El tema musical elegido para este post es «You are the top» de Cole Porter interpretado por Ella Fitzgerald. Fue una canción que nada menos que uno de los grandes compositores de jazz escribió para Mickey. No está nada mal…