El reloj marca las 12. Es medianoche, la hora mágica. En la casa tan sólo se escucha el silencio, interrumpido por algún que otro ronquido, lo que delata que sus habitantes se hayan profundamente dormidos. Ha llegado el momento.
La tapa de la caja roja que decora la estantería más alta de la salita se levanta, lo justo, para que dos pequeños ojos escudriñen el terreno a través de la rendija. «¡No hay humanos en la costa!» Un espumillón navideño es lanzado desde dentro de la caja a modo de cuerda y, por allí baja, rapelando… ¡Papá Noel Playmobil! Desciende por la estantería, con cuidado. «¡Diantre, qué complicado!» ¡Se lo han puesto difícil! «Podrían haber guardado la caja de los Adornos Navideños en un lugar más accesible.» Este año, además, se encuentra en terreno desconocido. Parece que su dueña se ha cambiado de casa. Ronda de reconocimiento por toda la vivienda. Como cada año, descubre alguna bolsa llena de nuevos motivos navideños: una corona de Kenay, un cervatillo de Tiger y un adorno de Mr. Karton & Mrs Ketterer son las nuevas adquisiciones. Bien, nuevos miembros para el equipo. Un poco más de ayuda nunca viene mal.

Una vez todo inspeccionado, Papa Noel Playmobil, comienza a ejercer de maestro de ceremonias. Se pone a la vista de la caja roja, donde los elfos Playmobil esperan, y levanta ambos brazos 3 veces. Es la señal. Los elfos Playmobil, ayudantes de Papa Noel, y asistentes en la coordinación de la Operación Navidad, son los siguientes en salir de la caja. Con ayuda de unos angelitos Playmobil, consiguen bajar y colgar en la cocina el calendario de adviento. Van con retraso de algunos días para esto, pero seguro que a su dueña le hace ilusión abrir varias ventanitas el mismo día. Los angelitos se quedan rellenando los huecos del calendario. Un bombón en el día 1, un mini washi tape el día 2, otro día una chuchería y algún que otro regalo, lo suficientemente pequeño como para caber en las minúsculas ventanas hasta completarlas todas llegando al día 24.

Ordenadamente y en fila, siguen saliendo todos los miembros del equipo navideño de la caja, impacientes por salir, pues en la caja están muy apretujados y, sobre todo, muy aburridos. Los integrantes del Nacimiento de Playmobil se deslizan por los cables de una guirnalda de luces que también servirá, junto con la inestimable ayuda de la mula y el buey, para sacar de la caja todo el material para montar el portal. Este año se construirá en la misma estantería donde se encuentra la caja, pero dos estantes más abajo. San José Playmobil, que es carpintero, será el encargado de montarlo. El niño Jesús Playmobil se quedará a su cuidado en su cunita de paja.

María Playmobil, será la responsable del Árbol de Navidad. Pero, ¿qué árbol? En la caja no estaba… María va a por un tiesto a la terraza. No tiene fuerza para moverlo. Lo intenta y el tiesto cae al suelo. Por suerte no se rompe, pero Claude, la nube, que dormía plácidamente en el balcón se despierta de un susto. Claude ayuda a María a entrar el tiesto en casa y a colocarlo en el lugar correcto. María lo riega con un poco de agua. Como por arte de magia, un abeto navideño crece rápidamente del tiesto. ¡Si sigue así, pronto no cabrá! El maestro de ceremonias exclama «¡ya está, gracias!» y deja de crecer. Ahora todos se dedican a decorar el Abeto. Antes que nada, va enrollada la guirnalda de luces de colores, después el resto de adornos que llegan dentro de los calcetines navideños y, cuando todo está listo, Claude deja subir a un angelito sobre él para que corone el árbol con la Estrella.
El Rey Melchor Playmobil, descubre que, en el mismo tiesto hay otro tronco de abeto, pero este no ha crecido. Los tres Reyes Magos tiran con fuerza para sacarlo de la maceta y el tronco comienza a refunfuñar. “Soc l’Arnau! El Caga Tió. Si us plau, traedme una manteta, a mi no m’agrada que me vean desnudo! A vosaltres sí? Tengo molt fred en la cabeza. Necesito la meva barretina”. Claude sube a uno de los elfos hasta la caja y allí están: la manta y la barretina. Una vez ataviado el Sr. Tió, los tres Reyes lo sitúan a los pies del Arbol de Navidad, bien calentito y cómodo.
¡Ya casi está todo! Los cantores del coro, abren la puerta de la casa despacito, para no despertar a nadie, y cuelgan la corona navideña en la puerta de entrada. ¡Hay que darse prisa! El sol comienza a adivinarse por el este. Últimos retoques. Los calcetines navideños a su lugar, encima de la calefacción, pues en la casa no hay chimenea. ¡Lo han conseguido! ¡¡Hurra!! Con la colaboración de Claude, que ha servido de ascensor y transportista, todo ha sido mucho más sencillo. ¡Todos a sus puestos! El maestro Papá Noel Playmobil conecta todas las luces: del Arbol de Navidad, del Nacimiento, de las ventanas… Todos lo observan orgullosos y maravillados desde su lugar. ¡Buen trabajo!

Un ruido me despierta. ¡Qué extraño sueño he tenido hoy! Con los ojos todavía entornados por el sueño abro la puerta de mi habitación y ¡¡Ohhhhh!! ¡La Navidad ha llegado a casa! ¿Quién habrá decorado todo durante la noche? Seguro que Claude ha tenido algo que ver. Está tan bonito… Ahora sí: ¡¡FELIZ NAVIDAD!! Y me parece escuchar a los pequeños cantores del coro entonar un villancico debajo del Árbol.
Nota: El villancico es conocido por todos es «Oh holy night» en la versión dirigida por John Williams para la película «Solo en Casa»